Hannah Arendt acuñó la célebre expresión “la banalidad del mal” para referirse a la imbecilidad moral de que hizo gala Adolf Eichmann durante el juicio al que fue sometido –como criminal de guerra- en Israel.
El tipo insistía una y otra vez en que él solamente se había esmerado por hacer bien su trabajo, sin preocuparle en lo más mínimo el hecho de que, gracias a su celo de funcionario, decenas de miles de personas inocentes –que él se encargaba de enviar a las cámaras de gas de los campos de exterminio nazis- habían sufrido una ignominiosa, horrible muerte.
Las declaraciones de Eichmann ejemplifican la inconsciencia propia del malvado, que lejos de tenerse a sí mismo por malo, suele estar convencido de que actúa bien, porque su mirada está volcada sobre sus propios ojos, lo que lo protege de sentir compasión por aquellos a los que hace daño. Eso lleva a decir a Susan Neiman en “Moral Clarity”, que el mal, más que de una malicia diabólica, a menudo es el producto de una insensibilidad brutal.
Es poco atractivo para quienes, poseídos por el demonio del antropomorfismo, quieren suponer que todo acto malvado tiene un agente identificable que actúa con una intencionalidad predefinida, aceptar que no siempre es así: que el azar y el absurdo también existen -y actúan.
Lo verdaderamente aterrorizante comienza cuando el lenguaje se nos acaba y entramos en el dominio de lo arbitrario, de aquello que no es posible anticipar ni manejar.
Desde el corazón de las tinieblas resuenan las palabras del Coronel Kurtz:
“It's impossible for words to describe what is necessary to those who do not know what horror means. Horror. Horror has a face... And you must make a friend of horror. Horror and moral terror are your friends. If they are not then they are enemies to be feared. They are truly enemies.
I remember when I was with Special Forces... Seems a thousand centuries ago... We went into a camp to innoculate the children. We left the camp after we had innoculated the children for Polio, and this old man came running after us and he was crying. He couldn't see. We went back there and they had come and hacked off every innoculated arm. There they were in a pile... A pile of little arms. And I remember... I... I... I cried... I wept like some grandmother. I wanted to tear my teeth out. I didn't know what I wanted to do. And I want to remember it. I never want to forget it. I never want to forget. And then I realized... like I was shot... Like I was shot with a diamond... a diamond bullet right through my forehead... And I thought: My God... the genius of that. The genius. The will to do that. Perfect, genuine, complete, crystalline, pure.
And then I realized they were stronger than we. Because they could stand that these were not monsters... These were men... trained cadres... these men who fought with their hearts, who had families, who had children, who were filled with love... but they had the strength... the strength... to do that. If I had ten divisions of those men our troubles here would be over very quickly. You have to have men who are moral...and at the same time who are able to utilize their primordial instincts to kill without feeling... without passion... without judgement... without judgement. Because it's judgement that defeats us.
Sin embargo, y a pesar de todos los pesares, no podemos perder de vista que la bondad, la abnegación y el heroísmo también existen.
Justamente una de las facetas más propias y nocivas del mal es convencernos de que "las cosas tienen que ser así" y que no es posible actuar de otra forma. Al proponerse como alternativa única, por una parte niega implícitamente la posibilidad del bien y, por otra, convierte lo contingente en necesario. Esa obcecación y la ceguera que la acompaña, impiden ver otras posibilidades. El mundo se estrecha; la realidad se va reduciendo a una miríada de puntos desconectados, en lugar de una rica trama de sentido... El malvado no escucha más que su delirante voz interna... ¿Verdad que eso se parece sospechosamente a la estupidez?
Tal vez, a fin de cuentas, el verdadero problema sea ese.